06 marzo 2009

IRAPAY: Saber y entender infantil al alcance de todos



Imagine por un momento, estimado lector, una sociedad donde los niños escuchen, pero, aún más importante, sean escuchados. Sean escuchados en serio, con mucha atención.

Imagine, usted que quizás es mayor de edad, un espacio en el cual se junten los esfuerzos creativos de chicas y chicos de diversas latitudes, quienes confluyen y se integran no a partir de las condiciones socioeconómicas o geográficas, sino de los dominios del saber y la educación.

Imagine que, desde Iquitos, un Centro Cultural le da valor a la promoción e inspiración de los valores artísticos y la ética de la identidad amazónica a quienes han de continuar la senda del futuro liderazgo de su época y su entorno.

Digamos que, de un momento a otro, se entera de la existencia de Irapay.

¿No se sentiría intrigado? ¿No cree que podría convertirse en una suerte de simpatizante? ¿No desarrollaría una actitud positiva frente a este proyecto?

¿Por qué no dar una mirada interior?

Saber desde los niños

El Centro Cultural Infantil Irapay se yergue sobre los terrenos de lo que antiguamente fue una pequeña casona tradicional ubicada en el número 192 de Ricardo Palma (esquina con Próspero), donada por la familia Ríos Zegarra al Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía (CETA) con fines filantrópicos a principios de este siglo, pero también con la esperanza que se convirtiese en un faro que derramara su luz al mayor número de gentes posible.

Es difícil entender el nacimiento de Irapay sin antes hacer un pequeño balance de la situación de la dinámica educativa destinada a niños y jóvenes de nuestra región. Un centro infantil y juvenil que no se encargue necesariamente de recuperar solo las condiciones materiales en las cuales, desafortunadamente, conviven, muchos de los menores de edad de nuestra amazonía, sino un centro de transformación de energías en conocimiento y, por ende, en motor de creatividad. En otras palabras, un foco que transforme la visión de la cultura infantil.

Es por todos conocido el hecho que la formación artística en los primeros años de la infancia hace la diferencia entre un hombre con capacidad creadora propia y otro, que a pesar de cuanto haya sido capaz de aprender, no sepa aplicar sus conocimientos, carezca de recursos e iniciativas propias y tenga dificultades en sus relaciones con el medio en que actúa. Esta idea permite crear las condiciones para generar expresiones culturales autóctonas, ayudando a la autoestima de los pueblos de la región amazónica.

No es para nada un secreto que la atención por parte del estado nacional y regional a la educación es muy deficiente. El apoyo para proyectos que se gestan en lo cultural es muy reducido y en los centros educativos no promueven las habilidades y destrezas del niño. Ha quedado establecido, como una suerte de regla infranqueable, el que la instrucción se convierte en mera transmisión teórica, perdiéndose la práctica, ya que el aprendizaje es más conductivo que inductivo. En general, dadas estas condiciones tan estresantes, el niño rompe con su desarrollo normal, haciéndose más retraído y menos expresivo.

Igualmente, hay pocos maestros especializados en el área y en muy pocos lugares existen escuelas especialmente dedicadas al cultivo de las artes. Normalmente los maestros se limitan a la repetición de estereotipos, a la reproducción de modelos ya establecidos, a realizar actividades que no apoyan la formación del niño, en su desarrollo motor, creativo e intelectual. Si a todo ello le sumamos las reticencias ya usuales de los gobiernos y las instituciones públicas por apoyar o invertir en cultura, el panorama parece bastante complicado.

No hay educación desde el sentir de los niños.

La meta era complicada, pues, se debía reconvertir las condiciones y construir a partir de lo que aún no existía (o de lo que existía a medias o en la indiferencia). Los esfuerzos del CETA, a través de la visión de su director, Padre Joaquín García, así como de sus colaboradores más cercanos, iban a estar destinados a promover un área y compartirla, con el apoyo de otras generosas gentes e instituciones, para que se estableciese un centro de alta calidad que permita a niños y jóvenes de Iquitos de bajos recursos manifestar, profundizar y recrear los valores de su cultura a través del arte plástico y escénico junto con una biblioteca especializadas, como medio formativo que logre mejorar los niveles de desarrollo intelectual, espiritual y social, pero al mismo tiempo incremente la posibilidad creativa productora de cada niño a la vida sociocultural, generando además modelos de desarrollo humano en Loreto desde y por los niños.

Evidentemente, este tipo de empresas tienen entusiasmo, pero no muchas veces tienen apoyo inmediato para su consolidación. Era importante crear un equipo humano identificado con el arte prestar servicios como proceso de desarrollo de la expresión creativa natural, pero al mismo tiempo asegurar que más allá de valores culturales, competentes y motivados, fortalecidos en vocación de servicio, responsabilidad, honestidad y compromiso, también existía una necesidad de dar al proyecto viabilidad material en el tiempo y el espacio.

Felizmente, conforme iban pasando los tiempos y el proyecto dejó de ser un documento impreso en papel y pasaba a ser idea principal e inmediata que tenga forma de colectivo. El apoyo fue directo y canalizado y, finalmente, llegó a tener un destino concreto. El caso de Irapay es posiblemente único en el Perú, en el sentido que está destinado casi íntegramente en la especialización de conocimientos para niños y pre-adolescentes.

Un espacio para vivir y respirar cultura

Gran parte del nuevo Centro se ha logrado reforzar gracias al invalorable apoyo de apoyo directo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), quienes decidieron aportar significativamente en la viabilidad de algunos detalles y algunas partidas. Esta contribución, evidentemente, conforma la suma de aportes de cada una de las generosas instituciones internacionales que, alrededor del tiempo han ido sumando esfuerzos en procura de la meta común.

Evidentemente, esto no excluye el apoyo que las instituciones locales, regionales y nacionales brindan y brindarán a Irapay. El Padre García me señala que la idea será siempre encontrar los mecanismos para unir a todos los que tengan la generosidad y el entusiasmo para colaborar con el desarrollo infantil amazónico. La meta es la inclusión y los valores culturales que se promueven. El objetivo es la integración social a través de la educación.

Uno mira las instalaciones centro cultural, que ha sido bellamente restaurado y ha convertido la otrora casa antigua en un edificio que combina lo estético con lo funcional (el cual ha mantenido gran parte del valor arquitectónico original que la precede) y siente que existe vida. Pero sobre todo, que la vida se transforma en arte y en creatividad.

La Hermana Cristina Sarmiento, directora de Irapay, es colombiana. Lo que llama la atención de ella es su capacidad organizativa. Aunque Irapay, efectivamente, ha empezado a trabajar como proyecto educativo desde mediados del año pasado, los preparativos de esta semana la tienen a ella misma ayudando en las labores de jardinería del local, lo mismo que apoya en la administración y lidera las decisiones que deben tomarse. Poco a poco, la Hermana Sarmiento, ha ido cimentando un plan de largo alcance con varias aristas, que trata de brindar un invalorable apoyo a la comunidad a través de sus generaciones venideras.

La Hermana Sarmiento está preparando junto a su equipo de más de 10 personas (además de voluntarios) el programa de reinauguración y relanzamiento de Irapay, que se inició desde el 26 de enero y culminará el próximo 14 de febrero.

Irapay ha desarrollado un espacio interactivo que brinda servicios de Biblioteca Especializada (con la más variada oferta editorial vinculada al ámbito infantil) pero también ha decidido centrar sus esfuerzos en el ámbito de las Artes Escénicas (orquesta, coros y danzas infantiles, teatro, títeres, marionetas, pantomima, etc.), además de las Artes Plásticas (dibujo, pintura, artesanías, escultura, etc.).



Cuando uno empieza a descubrir el espacio físico, se entusiasma. Porque más allá de la Exposición Colectiva de Pintura “Avencio Villarejo”, de temática infantil, que se expone en la galería central, también existen otros atractivos. Desde el patio central, en el cual se ha incluido una fuente de agua tradicional de las antiguas casonas loretanas, uno puede encontrarse con infraestructuras muy sólidas y a la vez de muy buen gusto. El auditorio, por ejemplo, tiene una capacidad para 100 personas cómodamente sentadas, con un sistema de audio y video competente, el cual forma parte de un escenario bastante agradable. Las aulas de trabajo, donde funcionan los centros del Coro Polifónico de Loreto y el Coro Infantil, están equipadas con la más interesante variedad de instrumentos musicales. Además, la Biblioteca es un ejemplo de funcionalidad y diseño, porque a la par que ofrece armonía visual y una concepción destinada a generar estímulos lúdicos en el niño (con mesas de colores y objetos artesanales diversos), también presenta un amplio televisor plasma para proyecciones y computadores interconectados. Además, los pasillos muestran piezas de arte regional amazónico que, demás está decirlo, son pertinentes y estéticamente impactantes.

Los niños crean (y permiten creer)

Sin embargo, una de las actividades más interesantes que se han estado desarrollando por estos días han sido los talleres de creatividad, con gran presencia de disciplinas artísticas, diversidad de talentosos profesionales que las dirigen y también por el considerable número de niños que han estado asistiendo.

Ya desde algunos meses atrás, por sobre todo a partir del pasado 26 de enero, en Irapay se han abierto talleres, sin costo alguno, para que una cantidad significativa de niños (y algunos que no lo son tanto), especialmente estimulados por aprender y aprehender los conocimientos que le son impartidos puedan hacer realidad su anhelo.

Por ello, los talleres han estado dirigidos a lograr este propósito. Es particularmente grato observar como los niños que se han matriculado en los cursos de Coro y Orquesta ya han ido logrando destrezas que no se les imaginaba, lo mismo que los de Artesanías (en que los profesionales del CRETA preparan a los niños a realizar objetos con material reciclable), Dibujo y Pintura (que manejan con mucha soltura los artistas plásticos Jaime Choclote y Rosa García), Teatro (a cargo de La Restinga), Danzas (dictado con mucha gracia y carisma por Eliana del Águila), Cuenta Cuentos (que ha devuelto a nuestra ciudad a una de las más interesante narradoras orales del país, Cucha del Águila, quien ha destacado además por su dinamismo para transformar áreas dentro del local) y Arte Visual (dirigido por el cineasta Dorian Fernández).

Los resultados han sido muy estimulantes. No solo porque se ha permitido descubrir talentos e ir cimentado bases para futuras vocaciones, sino porque le dan un toque de sana alegría y entusiasmo al Centro. Los niños corren, ríen, juguetean, sí, pero cuando escuchan, miran, tocan o hablan lo hacen claramente para crear. La dinámica ha hecho que, por ejemplo, algunos adultos asistan a varias de las clases, que Cucha Del Águila tome la biblioteca de lunes a viernes a las 6 p.m. para narrar “La Hora del Cuento”, con mucho éxito o que este último viernes el reconocido escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet dictara un taller sobre cine y literatura con auditorio lleno. Es decir, el Centro Cultural Infantil también se convierte en un centro de identidad e intercambio cultural.

Irapay se inaugura formalmente este miércoles 11 con actos especiales de bendición y la presentación del poemario infantil “Alegre amanecer”, escrito por el profesor Gabel Sotil. Además, el jueves 12, a las 8 p.m., en el auditorio del Vicariato Apostólico de Iquitos, se realizará la presentación del proyecto, en los cuales participarán importantes figuras diplomáticas y culturales nacionales e internacionales, como el Embajador de España en Perú, Javier Sandomingo; el director del Centro Cultural de España, Ricardo Ramón, los directivos de la AECI. Una de las gratas sorpresas será la presentación del Coro Infantil Irapay, uno de los primeros y exitosos logros que ha tenido este monumental esfuerzo, por entender el saber para los niños, pero sobre todo, desde ellos mismos para los demás.



El arte es una manera de transformar el movimiento educativo enriquece la dimensión simplemente académica. Los niños están creando y pretenden seguir creando a través de esfuerzos como los de Irapay. Hay motivos suficientes para que creamos en ellos y les demos la bienvenida al maravilloso mundo de la creación de belleza.

(Publicado originalmente en el semanario Kanatari del 8 de febrero del 2009)

1 comentario:

Elizabeth Caffo dijo...

Felicitaciones por esta obra cultural que cuenta con profesionales destacados como la profesora de danzas Eleana Del Aguila, desde Lima vayan mis saludos a esa hermosa tierra.